miércoles, 28 de abril de 2010

GATO

Como un niño pequeño comenzó a dibujar garabatos sin sentido en el papel. Siguió hablando por teléfono y pintando a la vez curvas, rectas... figuras extrañas que, para cuando quiso darse cuenta, habían cobrado vida propia y danzaban por el papel cruzándose unas con otras, fundiéndose y creando formas aleatorias que siempre le recordaban a algo y que además, parecían ilustrar su conversación.
Finalmente, quedó algo parecido a un gato negro.
Colgó el teléfono suspirando y al volver a fijar la vista en el cuaderno, contempló la hoja en blanco: el gato ya no estaba. Notó un movimiento por el rabillo del ojo y al girarse lo vio moviéndose tranquilamente entre los libros de la estantería y rascándose el lomo en un viejo ejemplar de cuentos de Poe.
Lo miró con odio. Aquel maldito gato negro le traía malos recuerdos.
Se acercó sigilosamente intentando agarrarlo y entonces se dio cuenta de que no sabía cómo. Quizá con el cuaderno... Sí, sí, eso era, si conseguía que entrase de nuevo en las páginas, desaparecería.
Volvió a por el cuaderno y cuando lo tuvo entre las manos contó mentalmente: uno... dos... y ¡TRES!
Se abalanzó sobre la estantería logrando únicamente tirarla al suelo, esparciendo todos los libros y haciendo huir al gato asustado hacia el pasillo. Salió furioso, pisando sin miramentos todo lo que había quedado desparramado y armado con el cuaderno, gritó al gato que ya estaba paseándose por las blancas paredes del salón.
Estaba histérico, el estúpido animal le hacía recordar y eso le ponía nervioso, y lo que peor le sabía era que si eso estaba ahí era porque él lo había dibujado.
Se paró respirando agitadamente, contemplando el caos a su alrededor.
Siguió buscándolo y lo vio reflejado en el espejo del baño. Sin pensarlo, agarró le grifo de la ducha y mojó con furia las paredes, intentando que desapareciese la mancha negra que ya saltaba pro los toalleros huyendo hacia la cocina.
Cegado por la rabia, corrió tras él, decidido a capturarlo fuese como fuese.

* * *

-¿Hola?¿Marcos? Le pregunté a mamá por tí y me dijo que hacía tiempo que no la llamabas. La tienes preocupada...

La mujer se paró en seco al ver el caos en el escritorio: la estantería en el suelo, los libros esparcidos y un gran montón de rotuladores permanentes. Alzó la vista y contempló horrorizada los garabatos que cubrían las paredes: cientos de figuras de gatos negros dibujados con un trazo simple, casi infatil. Oyó un maullido que venía del salón.

-¡Marcos!¡Marcos!

Atravesó el pasillo corriendo hacie al fondo de la casa, sintiéndose delirar entre las figuras deformes que, pese a no tener ojos, parecían observarle desde las paredes de toda la casa. Sus pies chapoteaban en el agua que venía del baño y que comenzaba a inundar toda la casa.
Llegó al salón y ahogó un grito: ahí estaba él, inmóvil, tumbado boca arriba en el sofá, maullando con la mirada fija en el techo.

lunes, 26 de abril de 2010

Mi último viaje

-”En el fondo, no es tan mal trabajo como parece”- La negra capucha cubría casi todo el rostro dejando únicamente al descubierto la larga barba y unos labios que dibujaban una media sonrisa irónica.-No me puedo quejar de no viajar, pero siempre el mismo recorrido, aunque no pueda verlo lo noto”-Alzó la cabeza y dos ojos ciegos parecieron clavarse en los míos.
-”Entonces ¿Porqué no lo dejas?-pregunté
-”No sé hacer otra cosa, estoy hecho para esto. Y a estas alturas de la inmortalidad...”- su risa cavernosa retumbó por la cueva e hizo que el resto de pasajeros se nos quedase mirando.
-”Mi trabajo me gusta, nunca me he plateado dejarlo. Los viajes de ida son entretenidos, la gente me cuenta suss historias, aprendo de ellas...Podría relatarte mil y una hisotrias de vidas: amores imposibles, aventureros, científicos, filósofos, sacerdotes...”
En cada viaje vivo varias vidas, les pregunto y me cuentan. Cuando hago el viaje de de vuelta, solo, trato e imaginarme lo que es vivir. Aunque viendo como se lanzan unos de cabeza la muerte, y lo desdichados que se sienten otros por lo que han dejadó allá, me alegro de vivir así.
La barca chocó en ese momento contra la orilla.
-”En todos los viajes que he hecho, eres la primera persona que en vez de contarme su vida y su muerte pregunta por mi vida”-
Toqué inconscientemente la muñeca, donde debían estar en mi cuerpo los cortes que me habían quitado la vida. Mi vida a cambio de mi sueño, todo por conocerle. Me tendió la mano para ayudarme a bajar y me la besó antes de alejar la barca de nosotros, dejándonos solos frente a las puertas del averno.
Me giré una última vez y ví la silueta de Caronte y su barca fundiéndose con las sombras de la cueva.

(Viejo relato recuperado tras un fortuito encuentro con Caronte que me lo ha hecho recordar ^^)

martes, 13 de abril de 2010

No woman no cry?
No man, don't cry. Porque los hombres de verdad no lloran y los soldados lo hacen de noche. Porque mostrar la debilidad es exponerte y ser un blanco fácil. Y nadie quiere ser cazado pues su cuerpo sería expuesto al fuego lento de las miradas que le juzgarían antes de alimentarse de él.
Sorberse los mocos, enjugar las lágrimas y tapar la herida con una tirita.