sábado, 31 de enero de 2009

Clase de latín

Cansancio. Sueño. Sopor.

La voz grave y monótona del profesor es para mí un zumbido sordo al que me he acostumbrado.

Templum, templum, templum.

Muero, poco a poco, lentamente. Mi reloj va despacio, muy despacio. El tiempo se ha detenido para verme morir de aburrimiento.

Templi, templo, templo

Que ironía, me mata una lengua muerta.

jueves, 22 de enero de 2009

Jazz

Jazz, íntimo,cálido, insinuante.
Traza líneas en tu mente, curvas sinuosas
que te invitan a olvidarte de todo lo demás.

El pum chas de la batería late en tu cabeza.

Entre curvas y cerveza pierdes poco a poco
la noción de la realidad.

El contrabajo marca el ritmo pausadamente.
Cuerdas rectas, cuerpo curvo.

Tu visión se nubla un instante por el humo del cigarro.
Has olvidado uqe estabas fumando. Ahora toda la ceniza
aun caliente descansa sobre la barra siempre sucia del bar.

Oyes el repicar de cada nota del piano,
tamborileas con los dedos sobre la barra imaginando
que eres un Scott Joplin cualquiera.

La música cesa y vuelves de golpe a la realidad.
Pagas deprisa, te levantas y huyes del jazz.
Del jazz, de su hipnótica atracción y de sus sensuales curvas

No quieres malgastar más cigarros.

lunes, 19 de enero de 2009

Perfección

Nadie es como aparenta; ni como querría ser.
Nos marcamos metas más o menos utópicas para conseguir la perfección, aunque sepamos que ésta es un objetivo inalcanzable.
Es imposible lograr la perfección, pero no lo es cumplir algunas de las metas que nos proponemos para alcanzarla.
Las metas que cumplimos nos hacen mejorar como personas y nos acercan un poco más a la ansiada perfección y aquellas metas que estaremos siempre persiguiendo son las que nos mantienen vivos, las que nos dan motivos por lo que seguir viviendo y seguir esforzándonos.

Nuestra propia imperfección es lo que da sentido a nuestra vida.

martes, 6 de enero de 2009

Líneas mentales

Hay muchas líneas en nuestra mente que separan unos conceptos de otros. Hay algunas que son tan difusas que nos hacen perder la seguridad de saber si algo es amor o mero cariño, si es hipocresía o educación, autoestima o egocentrismo...
Nos desconcierta no saber etiquetar nuestros pensamientos y emociones.
En un mundo en el que todo tiene un nombre, nos es todavía más difícil encajar fichas sin que nos digan donde van.
Nacimos sin manual de instrucciones y debemos montar la vida sin él: probando cosas nuevas, aprendiendo de los errores y mejorando con la experiencia.

domingo, 4 de enero de 2009

Tiempo

El mundo tiene prisa.
La vida es corta y única, hay que aprovecharla.
Comemos deprisa, hablamos deprisa, crecemos deprisa, olvidamos deprisa...
Todo lo queremos hacer, a todos nos da tiempo pero al precio de no hacerlo bien.
Ya no es la lucha contra el reloj de arena de la vida, es una batalla campal contra el segundero del reloj de muñeca que nos recuerda nuestra efimeridad. Esa efimerdidad que es una de las verdades que aunque presentes, nos cuesta aceptar: una verdad incómoda.
Las calles abarrotadas de gente que anda deprisa sin ver más allá de sus narices, sin escuchar más allá de sus cascos y sin detenerese a mirar lo que les rodea, sin saber apreciar las pequeñas tonterías con las que da gusto “perder” el tiempo.
Hemos tomado por costumbre acelerar nuestro ritmo hasta adaptarlo al del reloj, como un metrónomo que marca el tiempo del cual no nos podemos desviar.
No consiste en detener el tiempo, sino en detenernos nosotros.