viernes, 10 de diciembre de 2010

La primera curva

Y al llegar a la primera curva es cuando descubres que no sabes conducir, que has llegado hasta allí por suerte o por inercia, porque hasta ahora el trayecto ha sido sólo en línea recta.
Toda esa seguridad y confianza que tenías desaparecen al instante. Aferras fuertemente el volante, como intentando que no se escape, pero resbala entre tus dedos. Las puertas no se abren.
Incapaz de controlar la situación intentas girar una y otra vez, aun sabiendo que todo esfuerzo es en vano.
Miras hacia delante y tu vista se encuentra con el muro al que te acercas inexorablemente y a gran velocidad.
Con una mano aun en el volante y otra en el cinturón, miras de nuevo al cielo en busca de esa última esperanza de que Superman ( o quizá Spiderman) acuda a salvarte.