lunes, 26 de octubre de 2009

Cuadro

Todo comenzó con un cuadro. Una amiga de mi tía es artista y una temporada le dio por pintar retratos...La verdad es que sus cuadros son muy realistas... Bueno, la cosa es que mi tía le compró uno para regalármelo por mi cumpleaños. Un retrato precioso, muy colorido, de una chica morena de ojos grandes y media sonrisa. No sé, me dio la impresión de que de haberla conocido me hubiese llevado bien con ella.
Un día llegué a casa cansadísima del trabajo, harta de todo el mundo. Tenía ganas de despotricar contra todo, y al verme sola en casa empecé a hablarle al cuadro. Parecía que me escuchaba y que me sonreía comprensiva. Me quedé muy descansada tras desahogarme.
Pocos días después estuve de broncas con mis amigas y al llegar a casa tras una discusión, volví a contarle mis penas al cuadro. Me di cuenta de lo que estaba haciendo y paré de hablar en seco, pero mi mirada se cruzó con la sonrisa cómplice y continué hablando.Aquella muchacha desconocida, pintada al óleo, se fue conviertiendo poco a poco en mi confidente; hasta le pedía consejos a la hora de elegir ropa y la cambié de sitio para que pudiese ver la televisión conmigo.
No tengo claro si esto es muy normal... por eso decidí acudir a una psicóloga de prestigio como usted, pero ya que la persona que mejor me entiende está pintada, creí que la mejor idea era arrancarle del cartel publicitario de su consulta ¿Usted que opina Doctora Gómez?

lunes, 19 de octubre de 2009

FILOSOFÍA

El niño le observó desde lejos con cierto desagrado. La harapienta vestimenta le repelía pero su deseo era mayor. Decidido, se acercó al hombre y le habló:
-Disculpe Señor S. quiero capturar ese pájaro pero no llego a la rama¿Podría cogerlo para mí?
Una sonrisa asomó a la cara del hombre
-¿De verdad crees que no puedes alcanzarlo tú?
-Quizá con una escalera...- dijo el niño dubitativo
-¿Y sabes dónde hay alguna?
-En el establo de mi padre
El hombre asintió
-Y una vez arriba ¿Qué harías?
-Coger el pájaro y bajar- respondió el niño, seguro de no poder fallar esta pregunta.
-Pero...¿Podrías bajar las escaleras con un pájaro en la mano?
-No... necesitaría una cesta para guardarlo...
-Y una vez abajo ¿qué harías con él?
- Me lo llevaría a mi casa y lo guardaría en una jaula en mi cuarto, para despertarme con su piar. -¿Qué ocurre, acaso sólo puedes oirlo si estuviese en esa jaula?
-No... ahora lo oigo desde mi ventana....¡pero yo lo quiero para siempre!
-Es un piar precioso ¿verdad? A uno le gustaría oirlo eternamente.
El niño bajó la vista algo avergonzado, se mantuvo en silencio unos instantes y finalmente se atrevió a preguntar con timidez.
-Si me lo llevo, yo podré oirlo, pero usted no ¿verdad?
El hombre amplió su sonrisa y alzó la vista. El niño siguió su mirada y descubrió que el pájaro había emprendido el vuelo durante su conversación.

¿No es mucho más bonito el pájaro libre que el enjaulado?

viernes, 9 de octubre de 2009

Como un insecto en una colección está el tiempo. Expuesto tras un cristal, atrapado por dos agujas que le obligan a mantener sus alas abiertas eternamente. Pero al contrario que el insecto, el tiempo no está muerto, y aunque lo tengamos atrapado, continuaremos siempre con el miedo de que en cualquier momento pueda echar a volar, escapando entre nuestros dedos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Costa

Cerró la puerta de la tienda y suspiró. Toda la vida queriendo vivir al lado del mar y así había acabado, trabajando en una pescadería en un barrio de Madrid.
Había renunciado a su sueño porque su sueldo era el único que entraba en casa, para mantenera a ella y a sus padres, que ademas necesitaban cuidados.
pero había decidido no renunciar a soñar y cada día, antes de volver a casa del trabajo, se sentaba frente a un gran póster de una playa paradisiaca, ponía un CD con sonidos de la costa y aspirando el olor a sal y pescado que inundaba el establecimiento, imaginaba su vida junto al mar.