
Había renunciado a su sueño porque su sueldo era el único que entraba en casa, para mantenera a ella y a sus padres, que ademas necesitaban cuidados.
pero había decidido no renunciar a soñar y cada día, antes de volver a casa del trabajo, se sentaba frente a un gran póster de una playa paradisiaca, ponía un CD con sonidos de la costa y aspirando el olor a sal y pescado que inundaba el establecimiento, imaginaba su vida junto al mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario