lunes, 27 de julio de 2009

Interior

Se vió a sí mismo hueco, como si al mirar hacia dentro sólo hubiese oscuridad y el eco de un goteo lejano, quizás el goteo de unas lágrimas.
Siguió vagando por su interior, a ciegas pero con la seguridad de que no iba a chocarse con nada, pues estaba seguro de que ahí nada había.
Probó a gritar, pero no oyó nada más que aquel incesante goteo.
Trató de localizar de donde provenía pero los ecos le impedían saberlo con seguridad.
Tras lo que le parecieron horas caminando sin rumbo, levemente sorprendido de no estar agotado, se chocó contra algo. Palpó con cuidado y descubrió una puerta que le llegaba a la altura del pecho. La abrió con cuidado y pasó a gatas. Tardó unos minutos en que sus ojos se acostumbrasen a la luz cegadora de aquella habitación. Se encontró en un ambiente blanco, casi de hospital, y en el centro una gigantesca jaula de pájaros, vieja y oxidada. Algo brillaba en su interior. Se acercó con cautela y se vió a sí mismo reflejado en un espejo a traves de las rejas.
Y dudó si era su reflejo el preso o lo era él.

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