lunes, 19 de octubre de 2009

FILOSOFÍA

El niño le observó desde lejos con cierto desagrado. La harapienta vestimenta le repelía pero su deseo era mayor. Decidido, se acercó al hombre y le habló:
-Disculpe Señor S. quiero capturar ese pájaro pero no llego a la rama¿Podría cogerlo para mí?
Una sonrisa asomó a la cara del hombre
-¿De verdad crees que no puedes alcanzarlo tú?
-Quizá con una escalera...- dijo el niño dubitativo
-¿Y sabes dónde hay alguna?
-En el establo de mi padre
El hombre asintió
-Y una vez arriba ¿Qué harías?
-Coger el pájaro y bajar- respondió el niño, seguro de no poder fallar esta pregunta.
-Pero...¿Podrías bajar las escaleras con un pájaro en la mano?
-No... necesitaría una cesta para guardarlo...
-Y una vez abajo ¿qué harías con él?
- Me lo llevaría a mi casa y lo guardaría en una jaula en mi cuarto, para despertarme con su piar. -¿Qué ocurre, acaso sólo puedes oirlo si estuviese en esa jaula?
-No... ahora lo oigo desde mi ventana....¡pero yo lo quiero para siempre!
-Es un piar precioso ¿verdad? A uno le gustaría oirlo eternamente.
El niño bajó la vista algo avergonzado, se mantuvo en silencio unos instantes y finalmente se atrevió a preguntar con timidez.
-Si me lo llevo, yo podré oirlo, pero usted no ¿verdad?
El hombre amplió su sonrisa y alzó la vista. El niño siguió su mirada y descubrió que el pájaro había emprendido el vuelo durante su conversación.

¿No es mucho más bonito el pájaro libre que el enjaulado?

2 comentarios:

  1. Marta todo lo escribes tu? Porque te apetece? besitos

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  2. me ha gustado mucho ^^ por cierto Martuquita me he hecho blog, se llama el rincón de los objetos perdidos por si quieres entrar (carita sonriente)

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