viernes, 1 de enero de 2010

VALHALLA

Creyó despertar de un largo sueño, pero se sentía extrañamente ligero. Abrió cautelosamente los ojos y se encontró frente a una gloriosa estampa: una mujer joven, fuerte, armada para la batalla y montada en un robusto corcel le indicaba con un gesto que subiese con ella al caballo.
El hombre miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en mitad de un campo de batalla en el que bravos guerreros se batían entre sí. Le inundó un fuerte olor a sudor, tierra y sangre que le era muy conocido. Parpadeó unos instantes, recordando, y miró al suelo donde descubrió su propio cuerpo muerto, inmóvil, atravesado por una lanza a la altura del estómago.
Entonces comprendió.
Subió a la grupa del caballo y dejó que aquella servidora de Odín lo guiase hacia su destino. Sabía que había sido elegido entre todos los guerreros muertos en aquella batalla y que tendría el honor de cruzar aquellas puertas por tantos ansiadas: las puertas del Valhalla.

1 comentario:

  1. Que gran mitología y heroismo, que gran honor. Esta muerto, pero no ha muerto en vano

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