El pequeño pastor sufría insomnio, y contar ovejas no le servía de nada porque de tanto tiempo contando el rebaño, era inmune a su efecto soporífero.
Una noche, cansado de que ninguno de los remedios que le ofrecian en el pueblo surtiese efecto, decidió preguntar a sus ovejas qué hacían para dormir.
-Contamos pastores- le respondieron al unísono.
Y desde aquella noche, el pastor contó pastores junto a sus ovejas hasta quedarse profundamente dormido
(Mi pequeño homenaje a uno de mis libros de la infancia "Cuando los borregos no pueden dormir" de Satoshi Kitamura)
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Brutal :) De ahora en adelante puede que cuente pastores cuando no pueda dormir
ResponderEliminar¡Muy buen relato corto!
ResponderEliminarQue bien, has descubierto la solución para muchas personas que tienen dificultades para dormir.
ResponderEliminarLa verdad es que el relato me hace pensar que, muchas veces las soluciones a los problemas o inquietudes son muchas veces sencillas, solo tenemos que observar, preguntar y aprender de los que tenemos más cerca. A la vez me resulta muy ingenioso el relato.