martes, 22 de junio de 2010

Sombras

Te asustas de las grandes sombras proyectadas en la pared. Te aterroriza tanto que no tienes valor para girarte y averiguar qué es lo que las produce. Así que continuas con el eterno miedo. Y tu imaginación, que de pronto se ve despierta y libre tras un largo letargo, decide jugar, haciendo todavía más terroríficas las oscuras proyecciones, dándoles relieve, color y hasta movimiento. Y ves en ellas todo aquello que te aterra, que parece no existir durante el día y que ahora te acosa, cuando más sólo estás. Te proteges con la manta, sabes que no sirve de nada, pero te hace sentir extrañamente mejor. No te atreves a mirar bajo la cama, aunque sabes que sólo están tus zapatillas y quizá alguna pelusa.
Finalmente, un día te decides a plantarle cara a lo que genera todas aquellas sombras. Debajo de las mantas, haces acopio de valor y cuentas hasta tres. Saltas al suelo de golpe y descubres que las sombras sólo eran un efecto del desorden de tu cuarto y de la luna llena. Al mirarla, piensas que quizá todo aquello sea la fomra que tiene la luna de sólo dejar admirar su belleza a los más valientes.

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