lunes, 3 de enero de 2011

Encadenado a un rincón había dejado de forcejear por soltarse y observaba impotente cómo quitaban la venda que cubría los ojos de la mujer.
Al abrirlos, parpadeó con intensidad hasta acostumbrarse a la luz. Lo primero que vió fue su magullado rostro, cruzado por las lágrimas de rabia y desesperación, cuyos ojos parecían decir que todo había acabado.
En ese momento ella se dio cuenta de que llevaba algo en la mano y levantando su marmóreo brazo, dejando a la altura de sus ojos la balanza.
Entonces comprendió y su rostro dibujó una siniestra sonrisa. Y su sonrisa heló la sangre del encadenado que, ya derrumbado en el suelo, daba todo por perdido: la JUSTICIA había dejado de serlo.

1 comentario:

  1. demasiadas cosas han dejado de tener sentido en este mundo...

    en fin

    Besoooos

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