jueves, 6 de enero de 2011

Un cuento para dormir

-¡Hey!¿Qué haces todavía despierto?No son horas para estar dando vueltas por ahí. Ya verás, mañana no habrá quien te despierte.

-Ya... pero es que no me puedo dormir. Llevo ya mucho rato dando vueltas en la cama

-Bueno...¿qué tal si te acompaño a tu cuarto y te cuento un cuento?Cuando eras pequeño siempre funcionaba

-¡Cuando era pequeño!Como si no hiciese ya tiempo de eso

-Ya, bueno. Por eso dejaste de oír cuentos antes de dormir...¡Menuda estupidez!No entiendo porqué cosas tan bonitas son un lujo que sólo los niños pueden tener.

-Está bien, puedes venir a mi cuarto y contarme un cuento si tanta ilusión te hace. No iba a dormirme de todas maneras...

-Ve metiéndote en la cama que voy a por una vela para crear ambiente de cuento

-Anda que... ya te vale. Te lo estás pasando como una enana - media sonrisa se dibujó en su rostro. Se metió en la cama y esperó a que ella llegase con el pequeño candil.

- Bien, todo listo. Comencemos...comencemos como ha de comenzarse un buen cuento:

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un joven pastor...

-Espera, espera. No será el del pastorcillo y el lobo ¿no?O ninguno de esos vamos, que ya los he oído muchísimas veces...

Ella apoyó la punta de sus dedos en la frente de él y lo empujó suavemente hasta que quedó tumbado de nuevo

-¡A callar!Éste no lo has oído. Y antes de que preguntes, sí, me lo voy a inventar yo. Pero vamos, si quieres me marcho

-No, no. Está bien, continúa.

-Bien, ¿por dónde íbamos?...¡ah, sí!El joven leñador...

-¿Pero no era un pastor?

-Bueno, pues el joven pastor, que también era leñador...


Y así continuó ella, inventando mundos de fantasía hasta que él dejó de preguntar, durmiéndose antes de que le diese tiempo a ella a terminar de contarlo. Pero él continuaba la historia en sus sueños, sin borrar la sonrisa de su cara.

Ella le arropó un poco más, le besó la frente y sopló para apagar la vela. Salió de la habitación a tientas y tropezó con una silla. Se paró unos segundos y al oír la lenta respiración continuó hacia su cama dispuesta a dormirse cuanto antes. Ella también quería saber cómo acababa la historia.

3 comentarios: