domingo, 13 de septiembre de 2009

Luna

La superficie del lago tembló y con ella el reflejo de la luna. La muchacha se asustó al verla deformada y metió las manos en el agua, tratando de parar las ondas pero sólo consiguió crear más. Conmovida, se miró las manos mojadas y echó a llorar.
-¿Que os ocurre?¿Por qué llorais? Permitid a este sencillo hombre escucharos y quizá os pueda ser de ayuda
- Aunque agradezco vuestro ofrecimiento, dudo que nadie pueda hacer algo en esta situación- replicó ella entre sollozos e hipidos, señalando al lago - y ciertamente no merece ayuda alguna una simple esclava que por querer tocar la luna la primera vez que la ve, la ha roto.
El hombre dejó escapar una carcajada
-¿Cómo pretendeis ver lo bello de este mundo si no levantais la vista de los pies, si sólo veis reflejos y sombras de la realidad?
Arrojó una piedra al lago y sonriendo ante el grito ahogado de la muchacha al contemplar el borrón plateado sobre la ondulante superficie, la cogió suavemente del mentón y le hizo mirar directamente a la luna.
-Observad pequeña, la belleza real de las cosas. Mirad a los ojos para comprender...

-¿Dónde estabas?¿Qué te dije de no alejarte de mí?- una mujerona llegó corriendo sin resuello hasta donde se encontraban- ¡Muchacha insolente! No mires directamente a este hombre, un esclavo no debe mirar a la cara y ya deberías saberlo. Disculpe si le ha molestado- ahora se dirigía al hombre- es la primera vez que sale de la casa y está algo alterada.- Cogió violentamente a la muchacha del brazo y se la llevó casi a rastras por el camino, sin parar de murmurar-Si es que cuando dije yo que no estaba preparada era por algo...

La muchacha se giró por última vez y observó las dos lunas, la real y el reflejo y decidió guardar en su mente el recuerdo de las dos realidades, y aunque trató de escrutar entre las sombras, no consiguió distinguir al hombre que le había abierto los ojos.

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