jueves, 17 de septiembre de 2009

Partenón



El templo se alzaba contra el sol. Siglos de historia le contemplaban impasibles haciéndole setirse intimidado, diminuto, efímero.
Tras unos minutos contemplando el partenón, bajó la vista y se sintió privilegiado: ninguno de los viajeros observaba el monumento directamente, algunos lo hacía a través del objetivo de las cámaras y otros posaban de espaldas al templo para aparecer en la foto que reforzaría sus relatos del viaje.
Al mirar el conjunto, supo que era el único que estaba allí realmente, el único que observaba de verdad a la gigantesca mole de piedra.

1 comentario:

  1. Este me ha gustado mucho, por la reflexión con tan pocas lineas, corto,conciso y efectivo.

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